Con
unos índices demográficos -densidad de población, natalidad, envejecimiento-
bajo mínimos, falta de relevo generacional y todos los indicadores típicos de
una pequeña localidad rural de la Vieja Castilla, Huérmeces, sorprendentemente,
posee una altísima tasa de … ¡bodas!
Se
celebran unas treinta y tantas al
año, lo que se traduce en casi una boda por habitante y año. ¿A que se debe
este milagro de la naturaleza?
Fundamentalmente,
a la existencia en el pueblo de dos magníficos palacios de tamaño suficiente
para la celebración de eventos multitudinarios: el Palacio de los Fernández Zorrilla y el Palacio de los Salamanca.
También cuenta, en algunos
casos, la no menos espectacular presencia de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, neoclásica, amplia y luminosa. Y si ésta se
queda pequeña, en el pueblo de al lado (Santibáñez) existe una mucho más
grande, y gótica. Y para las bodas civiles, un Ayuntamiento con edificio casi
recién estrenado, con balcón incluido. Ah, y un estupendo bar, con
habitaciones, para los que quieran escapar un rato de las a veces largas
ceremonias, no se encuentren en condiciones de coger el coche o pierdan el
autobús después del evento. ¿Hay quién de más?
El
paisaje también acompaña, claro. Ambos palacios, situados a las afueras del
pueblo, se encuentran rodeados de campos de cereal, con toda su policromía
estacional. Páramos por el oeste, roquedos calizos matizados de encinas por el
norte y el este, y al sur, la amplia vega que forma el curso medio del Urbel.
Y
qué decir de las románticas ruinas de la Torre de los Padilla, o del porte de la Ermita de Cuesta Castillo con La Coronilla al fondo, ambas
estampas ideales como telón de fondo para una sesión de fotos pre o post ceremonia.
Y si la sesión coincide con el paso del asombrado rebaño de ovejas ya ni te
digo…
El torreón de los Padilla y la Iglesia de San Juan, dos distinguidos testigos de boda |
Tanto
se han popularizado estas sesiones de fotos de boda en “ambiente rural” que
podríamos estar asistiendo al nacimiento de nuevas categorías de reportajes
fotografícos nupciales: NPTs (Novios Pisa Trigos), NAOs (Novios Asombra Ovejas),
NARs (Novios Aguanta Ruinas)… No es broma, si buscáis un poco en la red
encontraréis numerosos ejemplos de lo anterior. Buscad, buscad…
Todo
empezó hace varias décadas, allá por los años sesenta-setenta del siglo pasado,
cuando ambos palacios fueran vendidos por sus propietarios locales -justo antes
de que su estado de ruina pudiera resultar casi irreversible- a personas ajenas
al pueblo y con suficiente poder adquisitivo para poder afrontar las necesarias
reformas.
Hasta
entonces, tanto el Palacio de los Fernández-Zorrilla como el de los Salamanca habían
sido utilizados como vivienda, escuela, almacén de grano, establo, cochera para
carros y aperos diversos, palomar,…
El
Palacio de los Arriaga-Salamanca (o
si prefieren, de los Alonso de Maluenda)
es un bello edificio del siglo XV, adquirido a finales de los años sesenta del
XX por una procuradora provincial en las Cortes de Franco, más tarde senadora
por designación real, que abrió el mirador-galería orientado al oeste. Más
recientemente, se convirtió en la sede de una empresa de restauración de obras
de arte.
El
Palacio de los Fernández Zorrilla, de
finales del siglo XVI o principios del XVII, posee un espléndido escudo de
armas en su fachada (“velar se debe la
vida, de tal suerte que viva quede en la muerte”) y una capilla anexa, en la
que descansan los restos de D. Pedro Fernández Zorrilla, natural de Huérmeces y
que fuera Obispo de Mondoñedo (1616-1618), Badajoz (1618-1627) y Pamplona (1627-1637),
ciudad esta última en la que parece ser que dejó huella de su -digamos que fuerte- carácter.
De
acuerdo en que el clima castellano puede resultar un poco limitante, y
condicionar que las bodas se concentren en los meses de buen tiempo; bueno, de
todas formas las bodas suelen concentrarse en primavera y verano y, para esos días
en los que se vuelve el norte, existen
amplios salones de interior y modernas carpas que han mejorado mucho en prestaciones.
Sorprendidos
se quedarían el viejo Obispo Zorrilla y su temperamental carácter si levantaran
la cabeza … su pío pueblo, antaño repleto de hidalgos y curas, hoy convertido
en un foco de celebración y algarabía.
Y
en las alturas … molinos de viento por doquier.
Más información
sobre los palacios y sus eventos:
Palacio de los
Salamanca o Alonso de Maluenda o Palacio de Huérmeces
Palacio de los
Fernández-Zorrilla o Palacio del Arzobispo
Reportajes fotográficos de bodas celebradas
en los palacios de Huérmeces y colgadas en abierto en Internet:
Montorio (a 9 km):
Ros (a 9 km):
La Nuez de Arriba
(a 11 km):
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