A
Huérmeces voy de allí,
donde
todos son hidalgos,
con
la hidalguía que tienen
se
ven más anchos que un pavo.
En
este pueblo, señores,
reina
mucho el entusiasmo,
y
no permiten comer
los
criados con los amos,
pues
sacan mucho dinero,
de patatas y garbanzos.
de patatas y garbanzos.
Esta es la parte que afecta a nuestro
pueblo del conocido Prefacio (Prefacio
chistoso de treinta pueblos castellanos), de autor anónimo y largo metraje,
cuya letra y música se ha ido transmitiendo oralmente desde hace quizá siglo y
medio, y cantado en fiestas y romerías de los pueblos del entorno.
Ese supuesto carácter altanero y
pretencioso de muchos de nuestros antepasados tiene, cómo no, un origen histórico,
y su fama ha perdurado hasta antes de ayer.
Un hidalgo
(hijo de algo o alguien) es un noble
con escasos o nulos bienes pero exento del pago de determinadas obligaciones
tributarias, debido a la prestación militar que les confería el derecho de portar
armas. Tiene su origen en los inestables tiempos de la Reconquista, cuando
era importante la existencia de personas capaces de proveer y costear su propio
servicio de caballería. Pero con el paso de los años este rango se fue
descontrolando, ya que los monarcas nombraban hidalgos a cuantos les resultaba
conveniente (personas o pueblos enteros), a cambio de algún beneficio
económico. A la llegada de los Borbones y la Ilustración a
principios del siglo XVIII existían ya más de medio millón de hidalgos en España,
por lo que hubo de limitarse este tipo de nombramiento.
En el norte de la península el número
de hidalgos era muy elevado y sus diferencias con el pueblo llano (pecheros,
tercer estado o común) escasas, aunque con asuntos tributarios por medio,
suficientes para levantar ampollas en el entorno:
-
Constituían el vivero fundamental del personal que
conformaba las milicias reales.
-
Estaban exentos del pago de un impuesto personal
denominado servicio ordinario y extraordinario (Servicio Real) que, establecido en
una cantidad fija para cada pueblo, era abonado por los vecinos pecheros en
proporción a sus haciendas.
En Asturias
y Cantabria llegaron a ser entre el
80% y el 90% de la población en sus mejores tiempos; en Vizcaya y Guipúzcoa
existía el derecho de hidalguía universal, por el cual todos los naturales de
estas tierras nacían hidalgos. En el norte de la provincia de Burgos (Merindades) también era muy alto el
número de hidalgos.
Resulta muy ilustrativo analizar el
contenido del Vecindario de Ensenada
(1759), realizado al calor del famoso Catastro, ambos encaminados a conocer el
número exacto de vecinos de cada clase para el establecimiento de la Unica Contribución.
Entre los pueblos de los alrededores de Huérmeces, las diferentes clases de
ciudadanos presentaban la siguiente distribución:
Pueblo
|
Curas
|
Viudas
pobres
|
Vecinos
Totales
|
Vecinos
Nobles
|
Vecinos
Pecheros
|
Vecinos Nobles
(%)
|
Abellanosa del Páramo
|
2
|
0
|
85
|
1
|
84
|
1,2%
|
Azedillo
|
1
|
2
|
26,5
|
0
|
24,5
|
0,0%
|
Bustillo del Páramo
|
2
|
0
|
26
|
0
|
26
|
0,0%
|
Castrillo de Rucios
|
1
|
0
|
14
|
13
|
1
|
92,9%
|
Celadas, Las
|
2
|
0
|
43,5
|
0
|
43,5
|
0,0%
|
Cernégula
|
1
|
0
|
57
|
0
|
57
|
0,0%
|
Coculina
|
2
|
0
|
46
|
0
|
46
|
0,0%
|
Espinosa S
Bartolomé
|
1
|
0
|
8,5
|
0
|
8,5
|
0,0%
|
Fresno de Nidáguila
|
0
|
0
|
8
|
4
|
4
|
50,0%
|
Fuente Urbel
|
1
|
0
|
26,5
|
0
|
26,5
|
0,0%
|
Hormazuela
|
1
|
0
|
26
|
0
|
26
|
0,0%
|
Hubierna y San Martín
|
4
|
4
|
65,5
|
46
|
15,5
|
74,8%
|
Huermezes
|
6
|
0
|
73
|
56
|
17
|
76,7%
|
Lodoso
|
3
|
0
|
55,5
|
0
|
55,5
|
0,0%
|
Mansilla
|
3
|
0
|
27
|
0
|
27
|
0,0%
|
Masa
|
2
|
0
|
72,5
|
1
|
71,5
|
1,4%
|
Mata Sobresierra
|
0
|
0
|
6
|
0
|
6
|
0,0%
|
Miñón
|
3
|
1
|
21,5
|
0
|
20,5
|
0,0%
|
Montorio
|
2
|
1
|
68,5
|
1
|
66,5
|
1,5%
|
Nidáguila
|
1
|
0
|
22,5
|
0
|
22,5
|
0,0%
|
Nuez de Abajo, La
|
2
|
4
|
63
|
10
|
49
|
16,9%
|
Nuez de Urbel, La
|
1
|
0
|
36,5
|
0
|
36,5
|
0,0%
|
Ontomín
|
4
|
1
|
46,5
|
35,5
|
10
|
78,0%
|
Ormazas, Las
|
6
|
4
|
143
|
0
|
139
|
0,0%
|
Pedrosa de Río de
Urbel
|
5
|
0
|
116,5
|
0
|
116,5
|
0,0%
|
Peñaorada
|
1
|
1
|
13
|
0
|
12
|
0,0%
|
Piedra, La
|
1
|
0
|
36,5
|
0
|
36,5
|
0,0%
|
Quintana del Pino
|
0
|
0
|
6
|
3
|
3
|
50,0%
|
Quintanajuar
|
0
|
0
|
17,5
|
2
|
15,5
|
11,4%
|
Quintanarrío
|
1
|
0
|
3
|
2
|
1
|
66,7%
|
Quintanil.
Pedroabarca
|
1
|
1
|
25,5
|
0
|
24,5
|
0,0%
|
Quintanilla
Sobresierra
|
1
|
1
|
60
|
2
|
57
|
3,4%
|
Robredo Sobresierra
|
1
|
0
|
14
|
14
|
0
|
100,0%
|
Ros y Monasteruelo
|
3
|
9
|
63,5
|
2
|
52,5
|
3,7%
|
Ruyales del Páramo
|
1
|
0
|
14,5
|
11
|
3,5
|
75,9%
|
San Pantaleón
|
1
|
0
|
14,5
|
2
|
12,5
|
13,8%
|
San Pedro Samuel
|
2
|
0
|
55,5
|
0
|
55,5
|
0,0%
|
Santa Cruz del Tozo
|
1
|
0
|
16,5
|
0
|
16,5
|
0,0%
|
Santibáñez Zarzaguda
|
8
|
1
|
143
|
3
|
139
|
2,1%
|
Tremellos, Los
|
1
|
0
|
48
|
0
|
48
|
0,0%
|
Urbel del Castillo
|
2
|
0
|
49,5
|
3,5
|
46
|
7,1%
|
Villalbilla
Sobresierra
|
0
|
0
|
14
|
14
|
0
|
100,0%
|
Zumel
|
1
|
0
|
39
|
0
|
39
|
0,0%
|
TOTAL “Comarca”
|
82
|
30
|
1818
|
226
|
1562
|
12,6%
|
En términos absolutos, Huérmeces es el pueblo con más vecinos hidalgos
(56), seguido de Ubierna (46) y Ontomín (35,5). En términos relativos, todos o casi
todos los vecinos son nobles en pueblos pequeños como Robredo Sobresierra (100%), Villalbilla
Sobresierra (100%), Castrillo de Rucios (92%) o Ruyales del Páramo (76%). Mientras que en pueblos de mayor tamaño, hay mayoría
de vecinos nobles en Ontomín (78%), Huérmeces (77%) y Ubierna (75%).
Por el contrario, en otros pueblos de
tamaño considerable apenas se contabilizaban vecinos hidalgos: Pedrosa (0%), Las Hormazas
(0%), Avellanosa (1%), Santibáñez (2%), Montorio (2%), Quintanilla
Sobresierra (3%), Ros y Monasteruelo
(4%).
Otro de los estamentos que no tributaba
era el eclesiástico. Y en éste
tampoco andábamos cortos en Huérmeces: seis curas. Las Hormazas también tenía
6, pero distribuidos en sus tres parroquias (Solano, La Parte y Borcos).
Afortunadamente, casi todos estos
privilegios desaparecieron con el advenimiento del liberalismo del Nuevo
Régimen en el primer tercio del siglo XIX. Aún así, la fama y algunas costumbres permanecieron algún tiempo más y la
tradición oral se encargó del resto, en forma de Prefacio, eso sí.
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