sábado, 28 de junio de 2025

La muerte de cinco soldados españoles: Huérmeces, octubre de 1808


En apenas diez días, entre el 19 y el 28 de octubre de 1808, fallecieron en Huérmeces cinco soldados españoles, y en el cementerio de nuestro pueblo fueron enterrados.

¿Qué escaramuza bélica acaeció en Huérmeces en aquellos primeros meses de la francesada? Ninguna. Los soldados fallecidos venían de muy lejos, tanto por su naturaleza como por su encuadre militar como por el lugar en el que habían resultado heridos o enfermado. Se trataba, aparentemente, de soldados gallegos que luchaban contra los franceses en Bilbao y alrededores. 


LOS CINCO SOLDADOS MUERTOS EN HUÉRMECES

Los escasos datos personales de los soldados fallecidos fueron proporcionados por Bernardino Fernández, "cabo segundo de artillería de a caballo", que era el suboficial encargado de "conducir a los soldados heridos desde Reinosa a los hospitales de Burgos".

Bernardino apenas conocía el nombre de pila y primer apellido de cada soldado, así como su encuadre militar; excepto en un caso, nada sabía acerca del lugar de nacimiento de los soldados ("no pongo su naturaleza por no saberla"), ni acerca de su filiación (nombre de sus padres), ni siquiera relativo a su estado civil.

De tal manera que los entonces curas de Huérmeces, Francisco Díaz de Tudanca y Manuel Martín Varona, apenas pudieron consignar otra cosa en los cinco apuntes funerarios consignados en aquellos días de intensa actividad en el cementerio parroquial.

Según el libro de finados de la parroquia, los cinco soldados fallecidos en Huérmeces entre el 19 y el 27 de octubre de 1808  respondían a los siguientes nombres y encuadres:

1. José Lorido: soldado de la 3ª compañía del Primer Batallón de Infantería del Regimiento del Inmemorial del Rey; fallecido el 19 de octubre

2. Benito Rodríguez: soldado de la 3ª compañía del Provincial de Tuy; natural de Santa Eulalia de Mos (Vigo, Pontevedra); fallecido el 27 de octubre

3. Francisco Fernández: soldado de Iberia, de la 2ª compañía; fallecido el 27 de octubre

4. Francisco Ruiz: soldado de la 1ª compañía del 2º batallón del Regimiento de la Corona; fallecido el 28 de octubre 

5. Juan Vázquez: soldado de la 3ª compañía del 2º Batallón del Regimiento de la Corona; fallecido el 28 de octubre

Destaca la heterogeneidad existente en los diferentes regimientos de infantería en los que se encuentran encuadrados los soldados: Inmemoral del Rey, Provincial de Tuy, Iberia y Corona.

También se aprecia una evidente preponderancia de soldados de origen gallego:

  • Lorido es un apellido de origen claramente gallego (de la zona oriental de la actual provincia de Lugo, y de la occidental de Asturias)
  • el Regimiento Provincial de Tuy es gallego por definición
  • el único soldado cuya naturaleza resulta conocida (Benito Rodríguez) nació en los alrededores de Vigo
  • el apellido Vázquez resultaba especialmente frecuente en Galicia


SOLDADOS DEL "EJÉRCITO DE GALICIA"

Esta abundancia de gallegos entre los soldados que luchaban en el norte de la península viene ocasionada por la existencia del denominado "Ejército de Galicia" que, formado en junio de 1808, fue el primero en constituirse tras la invasión francesa, desarrollando sus primeras operaciones en el sector de la cordillera cantábrica. Inicialmente, contaba con unos 43.000 efectivos.


General Joaquín Blake (1759-1827)

Su primer comandante fue el joven general español, de ascendencia irlandesa, Joaquín Blake, cuyas fuerzas ocuparon y perdieron varias veces la ciudad de Bilbao entre septiembre y octubre de 1808.

EL 2 de noviembre de 1808, el mariscal Lefebvre recuperó Bilbao definitivamente, obligando a las tropas de Blake a huir en dirección sur.

Suponemos que los soldados que fallecieron en Huérmeces entre el 19 y 28 de octubre de 1808 resultaron heridos (o enfermaron) mientras luchaban precisamente en aquellas sucesivas tomas y pérdidas de la ciudad vizcaína. Desde Bilbao y alrededores fueron trasladados a Reinosa (Santander estaba en manos francesas), y desde la ciudad campurriana fueron conducidos hacia los hospitales militares de la ciudad de Burgos, camino real mediante.

Y muchos de ellos se quedaron por el camino, siendo enterrados en cualquiera de los numerosos pueblos que jalonaban el camino real de Burgos a Reinosa.

Tras la pérdida de Bilbao, el Ejército de Galicia, siempre al mando de Blake, obtuvo una victoria táctica en Valmaseda (6 noviembre de 1808), en la que constituiría la última victoria española en aquel año.


Dragones de Almansa. Ejército de Galicia (Ferrer-Dalmau)


Días más tarde, Blake y su Ejército de Galicia sufrieron una contundente derrota en Espinosa de los Monteros (10-11 noviembre 1808). Es entonces cuando la recién formada Junta Central decreta la incorporación del Ejército de Galicia (los 12.000 efectivos que por entonces le quedaban) al denominado Ejército de la izquierda, uno de los cuatro grandes nuevos cuerpos del reestructurado Ejército de España.


La Degollá. Carga de los Dragones de Almansa (Ferrer Dalmau)


LOS CINCO ENTIERROS DE OCTUBRE DE 1808, PRELUDIO DEL SAQUEO SUFRIDO POR HUÉRMECES DOS SEMANAS MÁS TARDE

Apenas dos semanas después de oficiado el último de los cinco entierros de soldados en el cementerio del pueblo, dio comienzo uno de los episodios más desgraciados en la historia moderna de Huérmeces.

Entre los días 12 y 19 de noviembre de aquel mismo año de 1808, el pueblo fue sometido a un implacable saqueo por parte de las tropas francesas que se dirigían desde Burgos a Santander por el viejo Camino Real.

Durante aquellos ocho días de trasiego y acampada de tropas, los soldados franceses se llevaron 1400 ovejas y 30 caballos, mataron 30 vacas, asaltaron casas, graneros, trojes, capillas, ermitas e iglesia, y dejaron al pueblo sumido en la más absoluta miseria. Quizás a consecuencia de este saqueo, la mortalidad sufrida entre los vecinos de Huérmeces durante el año siguiente (1809) fue claramente superior a la habitual.

Del asunto ya tratamos en un anterior post:

El saqueo de Huérmeces (noviembre de 1808)

Durante el resto de la francesada, Huérmeces continuó sufriendo periódicos trasiegos de tropas de uno y otro bando, que dejaron maltrecha su economía durante los años siguientes.


FUENTES

Archivo Diocesano de Burgos: libros parroquiales de la iglesia de San Juan Bautista de Huérmeces, libro de finados IV (1789-1825)

sábado, 14 de junio de 2025

La gran reforma nomenclatural de los municipios españoles (1916)

 

El día 2 de julio de 1916 se publicó en la Gaceta de Madrid un Real Decreto por el que se aprobaba la reforma nomenclatural de nada menos que 573 municipios de toda España, que vieron cómo cambiaba obligatoriamente su denominación a partir de aquella fecha. 




La reforma había sido propuesta por la Real Sociedad Geográfica, tras "un prolijo y meditado estudio". La necesidad de esta reforma nomenclatural venía originada por la existencia de 1020 municipios con denominación idéntica en dos o más casos, lo que suponía que el 11% del total de municipios españoles arrastraba ese problema (entonces existían 9266 municipios en España).




Según el preámbulo del Real Decreto, los criterios utilizados por la Real Sociedad Geográfica para renombrar a los municipios con denominación coincidente fueron los siguientes:

  • respetar el nombre de los municipios que ostentaran una mayor categoría administrativa: principalmente, capitales de provincia o cabeza de partido judicial
  • respetar el nombre de los municipios que alcanzaran mayor número de habitantes
  • procurar que el calificativo otorgado a los municipios obligados al cambio de nombre no fuera arbitrario sino fruto de la tradición, usos o afectos de cada localidad, teniendo en cuenta los antecedentes históricos y las circunstancias especiales del terreno (especialmente ríos, aunque también montañas, territorios y particularidades geográficas)
  • en los ayuntamientos conocidos con dos nombres, se proponía la eliminación de uno de ellos
  • En los ayuntamientos que llevaran las palabras "junto a", éstas serán sustituidas por la partícula "de" 

En las entonces 49 provincias de España (Canarias era provincia única), la incidencia que tuvo esta reforma nomenclatural resultó muy desigual, siendo mayor en las dos Castillas, Aragón y Extremadura, y muy leve en las Provincias Vascongadas, Cantabria, Galicia, Asturias, Murcia y Andalucía. Lógicamente, la reforma afectó en mayor medida a aquellas provincias con un mayor número de municipios.

En la tabla siguiente se resume la diferente afección de la reforma en cada una de las provincias españolas, consignando el número de municipios que tuvieron que cambiar su denominación.




Las provincias con mayor número de cambios en los nombres de sus municipios fueron las siguientes:

  1. Salamanca (35)
  2. Soria (32)
  3. Teruel (31)
  4. Guadalajara (29)
  5. Cuenca (25)
  6. Zaragoza (24)
  7. Madrid (22)
  8. Segovia (22)
  9. Huesca (21)
  10. Cáceres (20)

Por contra, las provincias con menor número de cambios en los nombres de sus municipios resultaron ser las siguientes:

  1. Málaga (0)
  2. Cádiz (1)
  3. Córdoba (2)
  4. Coruña (2)
  5. Granada (2)
  6. Lugo (3)
  7. Oviedo (3)
  8. Pontevedra (3)
  9. Vizcaya (3)
  10. Albacete (4)
  11. Álava (4)
  12. Guipúzcoa (4)
  13. Santander (4)


LA REFORMA NOMENCLATURAL EN LA PROVINCIA DE BURGOS

La provincia de Burgos salió relativamente bien parada del evento, a pesar de ser una de las que mayor número de municipios presentaba. Fueron diecisiete ayuntamientos los que tuvieron que cambiar su nombre (uno por tener dos nombres; tres por contener las palabras "junto a"; trece por coincidir con otros municipios de mayor población): [en negrita el nuevo nombre; entre paréntesis, el antiguo]

  1. Arraya de Oca (Arraya); existía otro Arraya en Álava
  2. Buniel (Villarreal de Buniel); constaba de dos nombres y, además, existían muchos Villarreal en España
  3. Fresneda de la Sierra Tirón (Fresneda de la Sierra); existía otro Fresneda de la Sierra en Cuenca
  4. Gamonal de Río Pico (Gamonal); existía otro Gamonal en Toledo
  5. Medinilla de la Dehesa (Medinilla); existía otro Medinilla en Ávila
  6. Monterrubio de [la] Demanda (Monterrubio de la Sierra); existía otro Monterrubio de la Sierra en Salamanca
  7. Olmillos de Sasamón (Olmillos junto a Sasamón); "junto a"/"de"
  8. Páramo del Arroyo (Páramo); existían otros muchos Páramo, el más importante en la provincia de Lugo
  9. Royuela de Río Franco (Royuela); existía otro Royuela en Teruel
  10. Santa Cruz del Valle Urbión (Santa Cruz del Valle); existía otro Santa Cruz del Valle en Ávila
  11. Santovenia de Oca (Santovenia); existían otros Santovenia, el más grande en la provincia de Zamora
  12. Tórtoles de Esgueva (Tórtoles); existían tres Tórtoles, el más grande en la provincia de Zaragoza
  13. Valles de Palenzuela (Valles); existía otro (Vallés) en Valencia
  14. Villalvilla de Villadiego (Villalvilla junto a Villadiego); "junto a"/"de"
  15. Villalvilla de Burgos (Villalvilla junto a Burgos); "junto a"/"de"
  16. Villanueva de Teba (Villanueva del Conde); existía otro Villanueva del Conde en Salamanca
  17. Villavieja de Muñó (Villavieja); existían otros municipios denominados Villavieja, el más grande de los cuales se encontraba en Castellón

Encontramos algunos municipios de otra provincia que tuvieron que modificar su denominación por coincidir con el nombre de un municipio burgalés (que mantuvo el suyo, por disponer de mayor censo):

  1. Arandilla del Arroyo (Cuenca); Arandilla (Burgos)
  2. Bocos de Duero (Valladolid); Bocos (Burgos)
  3. Frías de Albarracín (Teruel); Frías (Burgos)
  4. Huérmeces del Cerro (Guadalajara); Huérmeces (Burgos)
  5. Neila de San Miguel (Ávila); Neila (Burgos)
  6. Santa María del Campo Rus (Cuenca); Santa María del Campo (Burgos)
  7. Tardajos de Duero (Soria); Tardajos (Burgos)
  8. Villarmentero de Campos (Palencia); Villarmentero (Burgos)
  9. Villarmentero de Esgueva (Valladolid); Villarmentero (Burgos)
  10. Zalduendo de Álava (Álava); Zalduendo (Burgos)


Quizás el caso que más interés tenga para nosotros sea el del ayuntamiento alcarreño de Huérmeces del Cerro, en el partido de Sigüenza. Nuestro Huérmeces conservó su nombre inmaculado por una mera cuestión de tamaño demográfico. En aquellos años, la población del Huérmeces burgalés rondaba los 400 habitantes, mientras que la del Huérmeces alcarreno apenas alcanzaba los 280 habitantes.


LA REFORMA NOMENCLATURAL EN LA PRENSA DE LA ÉPOCA

Ni que decir tiene que en cuanto se conoció el listado de municipios cuyos nombres deberían de modificarse, así como los nuevos nombres propuestos, la prensa de la época (sobre todo la conservadora) se lanzó en tromba a criticar, ridiculizar y combatir a una buena parte del contenido de aquellos listados.

Por ejemplo, en el periódico "El Imparcial", autodefinido como liberal, el escritor y periodista leonés Antonio de Valbuena (Pedrosa del Rey, 1844-1929) publicó entre noviembre y diciembre de 1917 una serie de colaboraciones bajo el título de "La reforma geográfica". Esta serie de tiras fueron escritas, pues, casi un año y medio después de publicado el Real Decreto, tiempo más que suficiente para que reposaran las reacciones más furibundas.

 



Aparte de reconocer la indudable calidad literaria de casi todo lo escrito por Valbuena (considerado uno de los mejores escritores leoneses de todos los tiempos), se observa una animadversión manifiesta hacia todo lo emanado desde el gobierno de la época, personificado en la figura del presidente del Consejo de Gobierno, el Conde de Romanones, aliadófilo y enemigo de la intransigencia religiosa, por lo que se encontraba situado en las antípodas políticas del escritor leonés. 

En la tira publicada el 9 de diciembre de 1917, Valbuena arremete (con cierto fundamento) contra el abuso de los apelativos "del Arroyo", "del Cerro", "de la Sierra" y "del Llano", utilizados como apellido para varios municipios de nombre coincidente. Valvuena se preguntaba si no habría resultado más conveniente utilizar topónimos concretos para estos apelativos, y elaboraba una irónica frase relativa a la tendencia a irse por "los Cerros de Úbeda" por parte de los miembros de la Real Sociedad Geográfica.

Para nuestros intereses faroles, encontramos un párrafo que merece ser transcrito en su totalidad, sin olvidar nunca el carácter irónico de toda esta serie de escritos de Valbuena, relativos a la reforma nomenclatural.


Lo más censurable en la provincia de Guadalajara es que Huérmeces... y parece mentira que un nombre tan raro, tan feo y tan esdrújulo se halle repetido en otro pueblo y necesite, por consiguiente, apellido para distinguirse. Lo más censurable, digo, en esta provincia es que Huérmeces haya de apellidarse del Cerro, que es el segundo Cerro de la serie, y que Paredes, partido de Atienza, se haya de llamar Paredes de Sigüenza, y que Peralejos haya de apellidarse de las Truchas, y no del río en que se crían [Tajo], que era un apellido más geográfico y más durable. Porque el río seguirá corriendo hasta el fin del mundo, salvo algún cataclismo local, mientras que las truchas pueden extinguirse,...

   

Gracias a Valbuena, el insigne escritor leonés, vamos a ser conscientes -quizás por primera vez- de que el nombre de nuestro pueblo natal es muy raro, muy feo y muy esdrújulo. Bueno, nunca a nadie le vino mal una cierta cura de humildad, y menos aún a un pequeño pueblo castellano con un pasado tan milenario, tan denso y, seguramente, tan agudo.


Antonio de Valbuena (Madrid Cómico, 1886)


De todas formas, merece la pena leer las colaboraciones de Valbuena en la prensa de la época. A pesar de su marcado sesgo político (carlistón y tradicionalista hasta la médula), sus escritos nos servirán para llegar a la convicción de que cambian los tiempos, los rostros y las plumas, pero el espíritu cainita de una buena parte del país sigue igual, echado al monte. Las armas y las letras, tal y como reza el título de una obra de otro insigne escritor leonés, Andrés Trapiello. 




Volviendo al apelativo con que fue dotado el Huérmeces alcarreño, pudiera considerarse que habría sido más preciso denominarlo "del Lutuero" o "del Río Salado", haciendo referencia a su emblemático cerro o al no menos sugerente río que atraviesa su término. Sin embargo, los miembros de la Real Sociedad Geográfica prefirieron el apelativo genérico "del Cerro", quizás en un intento por no crear nombres de difícil denominación, y puede que Huérmeces del Lutuero o Huérmeces del Río Salado fueran así considerados.

En caso de que hubiera sido el Huérmeces burgalés el obligado a modificar su nombre, aquí las preferencias habrían resultado claras: Huérmeces de Río Úrbel, con el mismo apelativo que porta su viejo compañero de la histórica Jurisdicción de Haza de Siero, Pedrosa de Río Úrbel. Y es que el río Úrbel constituyó, sin duda, el elemento geográfico más condicionante del devenir histórico de Huérmeces.

Aunque, puestos a elucubrar, y atendiendo a razones históricas, no habría resultado mal nombre el de Huérmeces de la Haza de Siero, en memoria de la vieja jurisdicción de la que Huérmeces fue cabeza durante cuatro siglos, y que extendía sus competencias sobre 21 lugares de los valles de los ríos Úrbel, Ruyales y Hormazuela, además de la alejada villa de Villaescusa del Butrón.


FUENTES

-Gaceta de Madrid del domingo 2 de julio de 1916: páginas 11-16; Real decreto aprobando la reforma propuesta por la Real Sociedad Geográfica, cambiando la denominación a los 573 Ayuntamientos de España y disponiendo que en lo sucesivo se designen con los nombres que figuran en la relación que se publica.

-Relación de artículos titulados "La reforma geográfica", firmados por Antonio de Valbuena y publicados en "El Imparcial":

  1. El Imparcial, martes 13 de noviembre de 1917: páginas 1 y 2; crítica genérica a los nuevos nombres de municipios otorgados por la Real Sociedad Geográfica
  2. El Imparcial, domingo 18 de noviembre de 1917: página 3; crítica a los nuevos nombres de municipios de las provincias de Álava, Alicante, Almería, Ávila, Badajoz, Barcelona y Burgos
  3. El Imparcial, jueves 29 de noviembre de 1917: página 3; crítica a los nuevos nombres de municipios de las provincias de Cáceres, Cádiz y Ciudad Real
  4. El Imparcial, domingo 9 de diciembre de 1917: página 3; crítica a los nuevos nombres de municipios de las provincias de Cuenca, Granada, Guadalajara, Huelva, Huesca y Jaén

No he sido capaz de encontrar más colaboraciones de Antonio de Valbuena bajo el título de "La reforma geográfica", que continuaran con la crítica hacia los nuevos nombres municipales para el resto de las provincias españolas. Quizás el interés de la columna fue disminuyendo y se optó por descartar la continuación de la serie.


El Imparcial, 9 de diciembre de 1917


Los antiguos ejemplares del periódico "El Imparcial" pueden consultarse en:

Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España