sábado, 19 de abril de 2025

Petra Hidalgo, Julia Sáiz Asturias y Ángela Mangas, tres históricas maestras de Lorilla de La Lora (1928-1969)


Si visitas el despoblado de Lorilla, te llamará la atención una pequeña construcción, en sorprendente buen estado de conservación, que se encuentra situada en el centro del pueblo, en la pequeña plazoleta que se abre allí dónde confluyen la calle de la Fuente y el hoy camino de Basconcillos (antiguo camino de Barrio Panizares).



Se trata del modesto edificio de la "nueva" escuela de Lorilla, inaugurada en 1950, que sustituyó a la vieja, seguramente situada en la antigua casa consistorial, un edificio hoy arruinado que se asienta justo enfrente, al otro lado de la plazoleta.

La construcción, de una sola planta y cubierta a dos aguas, tiene unas dimensiones aproximadas de nueve por siete metros, con la entrada y ventanales orientados al sur, como era de rigor por estos fríos lares.




Pese a los 56 años transcurridos desde su clausura (1969), y el posterior despoblamiento sufrido por el lugar, la escuela ofrece muy buen aspecto. El tejado parece en buen estado, por lo que las paredes aguantan sin problemas. Dos de sus ventanas frontales han sido cegadas, lo mismo que la situada en el testero occidental. Su puerta y una de las ventanas frontales han sido protegidas por sendas y robustas chapas.

El secreto de este milagro emotivo-arquitectónico tiene nombre: Jesús Hidalgo López.

Jesús nació en Lorilla en 1959 y allí vivió hasta que sus padres decidieron abandonar el lugar, trece años más tarde. Jesús fue uno de los últimos cinco alumnos de la escuela y su familia, la última en abandonar el pueblo.

No obstante, Jesús nunca se desligó de Lorilla. Continuó cultivando sus tierras, y cuidando de las cuatro únicas edificaciones que hoy en día se mantienen en pie, una de las cuales es la referida escuela.





Jesús se encargó de rehabilitar en su día el hundido tejado de la escuela, colocando nuevas vigas y tejas; de acondicionar el suelo, cuya tarina se encontraba completamente podrida; de tapiar tres de las cuatro ventanas, en un intento por limitar el exceso de accesos; de retejar puntualmente goteras y diversos daños en el tejado; de colocar una robusta puerta y una ventana, de chapa; de pintarlas periódicamente

Y todo ello con medios propios, tanto materiales, como musculares, como económicos, sin ayuda de administración alguna.  

Y es que, en ocasiones, las motivaciones sentimentales pueden más que las trabas o inacciones administrativas. Y ahí esta la escuela de Lorilla para confirmarlo.




Conviene aclarar que el interior del edificio no conserva material escolar alguno ya que, lo que no fue aprovechado por otros centros tras el cierre de la escuela, desapareció tras el hundimiento de la techumbre acaecido a los pocos años del abandono.

Dicho lo dicho, pasemos a hablar de la historia de esta escuela, de los muchos docentes que por ella pasaron (o al menos fueron propuestos para la plaza) y, en especial, de las tres maestras que prestaron sus servicios allí durante muchos más años de lo que era habitual en aquellos tiempos: una pacense, una burgalesa y una zamorana. 

 

LA ESCUELA DE LORILLA: UN DESTINO ESCASAMENTE ATRACTIVO PARA LOS MAESTROS Y MAESTRAS DE LA ÉPOCA 

UNA ESCUELA REITERADAMENTE VACANTE

La escuela de Lorilla fue una más de las muchas que nacieron al calor de la Ley Moyano de 1857, la norma reguladora de la enseñanza que obligaba, entre otras muchas cuestiones, a la creación de escuelas en los pequeños pueblos de la España rural.

La escuela de Lorilla fue creada en el año 1867, con la categoría de "escuela incompleta, de niños".

[según la Ley Moyano de 1857, las escuelas "incompletas" son aquellas que no ofrecen la Educación Primaria en su totalidad, únicamente la elemental (niños entre 6 y 9 años] 

Puede que la siempre exigua población de Lorilla no justificara la creación de una escuela, pero el contundente aislamiento de la población (a 7 km de Barrio Panizares; a 8 km de Basconcillos y Arcellares; a 9 km de Valdeajos; a 11 km de Sargentes) ocasionó que las autoridades educativas se inclinaran por la necesidad de una escuela para aquel apartado lugar.

La escuela estaba creada. Ahora restaba lo más difícil: cubrir la plaza con un maestro.

En junio de 1867, aparece publicado en el Boletín Oficial de la Provincia el listado de las escuelas públicas de instrucción primaria que se encuentran vacantes y deben proveerse por concurso.


BOPBU, 23 de junio de 1867


En el amplio listado, compuesto por un total de 87 localidades de pequeño tamaño, aparece la escuela de Lorilla, dotada con 50 escudos, casa y retribuciones pagadas con fondos municipales. En el listado, la dotación de las diferentes escuelas oscilaba entre un máximo de 200 escudos (Peral de Arlanza) y un mínimo de 40 escudos (Villalta).

Y ese fue el sino de la escuela de Lorilla desde su mismo nacimiento: la permanente condición de vacante.

En junio de 1888 aparece publicado el primer nombramiento interino para la escuela de Lorilla: el maestro Manuel Ramos Merino, que había ocupado la plaza de Villoviado veinte años antes (1866). No sabemos si don Manuel llegó a tomar posesión de la plaza loriega ya que, tres meses más tarde, aparece nombrado interino otro docente, Cándido Palma Oña. Probablemente, el primero renunció a la plaza antes de que comenzara el nuevo curso, al enterarse de las difíciles comunicaciones que presentaba Lorilla.

En mayo de 1889, el Ministerio de Fomento, a la vista del elevado número de escuelas "incompletas" que se declaraban permanentemente vacantes, emite una real orden por la que se elevaban a "permanentes" y se aumentaba el sueldo de sus docentes, estando sus retribuciones subvencionadas por el Estado, por lo que ya no dependían de los erráticos fondos municipales, limitándose la actuación del Ayuntamiento a proporcionar vivienda al docente.


BOPBU, 5 de mayo de 1889

BOPBU, 21 de julio de 1889


En el listado de escuelas que se encuentran en esa situación aparece la de Lorilla, a la que se dota con 400 pesetas anuales (el listado oscila entre escuelas de 250 y 500 pesetas de dotación).

No obstante aquellas mejoras económicas y catalogadoras, en julio de 1890 la escuela de Lorilla vuelve a aparecer vacante.

En agosto de 1890 aparece el nombre de la que sería primera maestra de Lorilla, Leona Marceliana Perdiguero, incluida en el listado de docentes de escuelas públicas "incompletas y de temporada" a los que se les ha subvencionado con un complemento de sueldo de 36,66 pesetas trimestrales.

Entre julio de 1893 y febrero de 1903, la escuela de Lorilla aparece reiteradamente en la relación de escuelas vacantes, con dotaciones que oscilaban entre las 250 y las 400 pesetas anuales.

En 1905 se publicó un proyecto nacional ("arreglo escolar") por el que se proponía la supresión de escuelas de pequeño tamaño, concentrando a la población escolar en aulas de mayor tamaño. Entre las escuelas a suprimir se encontraba la de Lorilla; se proponía que los niños de Lorilla acudieran a la escuela de Moradillo del Castillo, situada a "7,5 kilómetros" del pueblo, por expuestos caminos. En realidad, la distancia a Moradillo superaba los 13 km, por lo que supongo que se referiría a la escuela de Sargentes, aunque situada a 11 km por también expuestos caminos. Afortunadamente, el disparatado plan no llegó a ejecutarse.


UNA ESCUELA PARA MAESTRAS

En septiembre de 1907 Lorilla vuelve a aparecer en la relación de escuelas dotadas con menos de 825 pesetas y que se hallan vacantes, aunque ahora la escuela de Lorilla aparece como perteneciente a la categoría de "escuelas elementales incompletas de asistencia mixta, cuya provisión corresponde a maestra" y está dotada con 500 pesetas anuales y emolumentos legales.

No obstante esta mejora económica, entre 1916 y 1928, la escuela de Lorilla vuelve a aparecer reiteradamente en la relación de las escuelas para maestras declaradas desiertas en los sucesivos concursos, debiendo proveerse mediante interinidades.

Por fin, en 1928, llegó a Lorilla una maestra que otorgó estabilidad y alegría a la escuela, a sus alumnos y a las gentes del pueblo. Se mantuvo en Lorilla durante nada menos que 18 años, hasta 1946. Su nombre: Petra Hidalgo Iglesias, apellidos comunes en la zona, aunque Petra procediera de Badajoz.

Durante los cuatro años siguientes desfilaron por la escuela varias maestras y un maestro hasta que, en octubre de 1950, llegó la maestra burgalesa Julia Sáiz Asturias, que se mantuvo en la plaza hasta la finalización del curso 1956/1957.

Julia tuvo el honor de ser la primera maestra en impartir sus enseñanzas en la nueva escuela del pueblo.


LA NUEVA ESCUELA Y SU ESCASA VIDA DOCENTE (1950-1969)

Fue en enero de 1950 cuando se inauguró el edificio de las nuevas escuelas, sito en la ya citada plazoleta que se forma entre la calle de la Fuente y el camino de Basconcillos, justo enfrente de la antigua casa consistorial.

La nueva escuela fue inaugurada por el entonces ínclito gobernador civil de Burgos, Alejandro Rodríguez de Valcárcel. 


Diario de Burgos, 29 de enero de 1950


En septiembre de 1959 llegó a Lorilla la que sería su última maestra: la docente zamorana Ángela Mangas González.

En agosto de 1963 aparece por última vez la escuela de Lorilla como plaza en activo, al publicarse la elevación de provisional a definitivo del nombramiento de Ángela Mangas como maestra de Lorilla, en virtud del concurso de méritos de 1957.

La nueva escuela cumplió con su función durante veinte cursos lectivos, ya que fue en junio de 1969, al finalizar el curso 1968/1969, cuando la escuela de Lorilla vio por última vez su aula única ocupada por una maestra y un puñado de alumnos. 

La escuela de Lorilla ya no abrió al curso siguiente (1969/1970), cuando aún quedaban en el pueblo tres niños en edad escolar. 

La denominada "unidad escolar de asistencia mixta de Lorilla" dejó de existir oficialmente por Orden ministerial de 28 de agosto de 1970, que incluía una amplísima relación de unidades escolares a suprimir.


Escuela Española, 25-09-1970, Orden de 28 de agosto; supresión de unidades escolares


El cierre de la escuela de Lorilla estaba cantado desde comienzos de la década de los sesenta. Al compás del despoblamiento del lugar, el inexorable descenso del número de niños en edad escolar no ofrecía esperanza alguna: 

  • curso 1910/1911: 19 escolares
  • curso 1920/1921: 9 escolares
  • curso 1924/1925: 17 escolares
  • curso 1930/1931: 20 escolares
  • curso 1945/1946: 13 escolares
  • curso 1955/1956: 22 escolares
  • curso 1959/1960: 10 escolares (5 niños y 5 niñas)
  • curso 1965/1966: 5 escolares (3 niños y 2 niñas)
  • curso 1968/1969: 3 escolares (2 niños y 1 niña)


Conviene recordar los nombres de los 22 alumnos del curso 1955/1956 (con el año de nacimiento de cada escolar):

Elvira (1940), Adelina (1941), Fernando (1942), Alfonso (1943), José (1943), Mª Carmen (1943), Emilio (1944), Florencio (1945), Mª Jesús (1945), Mª Ángeles (1946), Mª Isabel (1946), Eufrasio (1947), Mª Rosario (1947), Marciano (1947), Miguel Ángel (1948), Ana María (1949), José Enrique (1949), Rosa (1949), Antonio (1950), Gregorio (1950), Mª Paz (1952) y Alicia (1953). En 1955 vivían en Lorilla 59 personas.

Y también, el nombre de los cinco alumnos del curso 1965/1966: Luis María (1950), Alicia (1951), Mª Paz (1952), Luis Alberto (1955) y Jesús (1959). Eran los hijos de las tres últimas familias que residieron en el pueblo. En 1965 vivían en Lorilla 27 personas (población de hecho).


TRES AÑOS DE MASIVOS CIERRES ESCOLARES EN LA COMARCA

Al finalizar el curso 1968/1969, la población escolar del municipio de Sargentes de la Lora y sus siete escuelas era la siguiente:

  • Ayoluengo: 6 escolares (5 niños y 1 niña)
  • Lorilla: 3 escolares (2 niños y 1 niña)
  • Moradillo del Castillo: sin escolares
  • San Andrés de Montearados: 8 escolares (5 niños y 3 niñas)
  • Santa Coloma del Rudrón: 3 escolares (2 niños y 1 niña)
  • Sargentes de la Lora: 23 escolares (10 niños y 13 niñas)
  • Valdeajos: 11 escolares (3 niños y 8 niñas)

La supresión oficial de escuelas siguió un orden implacable, en función de la población escolar restante en cada lugar:

  1. Moradillo del Castillo: febrero 1968
  2. Santa Coloma del Rudrón: agosto 1969
  3. Lorilla: agosto 1970
  4. San Andrés de Montearados: noviembre 1971
  5. Ayoluengo: diciembre 1971
  6. Valdeajos: diciembre 1971

En un dramático escrito de la Inspección de Enseñanza de fecha 8 de noviembre de 1971 ya se aclaraba que se dejaría abierta la escuela de Sargentes de la Lora en consideración a su condición de cuna del insigne pedagogo Andrés Manjón. La escuela de Sargentes sería clausurada diez años más tarde (1981). La fiebre del oro negro había durado poco y negro también se presentaba el futuro demográfico de la comarca


LISTADO DE MAESTRAS (Y ALGÚN MAESTRO) DE LORILLA

Durante los ochenta años de destinos docentes publicados, la plaza de la escuela de Lorilla fue mayoritariamente cubierta por maestras (68%). Únicamente diecisiete maestros (32%) fueron nombrados, casi todos de manera interina, para la escuela de Lorilla, y alguno de ellos prefirió renunciar a la plaza. Y es que ya hemos comentado que, desde 1907, la escuela de Lorilla fue catalogada como una escuela "de maestras", con alguna excepción por motivos disciplinarios o personales (dos maestros interinos, uno en 1949, y otro en 1957).

La relación de docentes que fueron nombrados para la escuela de Lorilla durante el periodo 1889-1969 comprende 53 nombres de maestros y maestras (señalamos en rojo a las tres maestras cuya estancia en Lorilla resultó más prolongada), aunque seguramente resulte algo más amplia en la realidad, ya que hay que tener en cuenta las posibles erratas en la publicación de los nombramientos y los habituales errores sufridos por la herramienta de búsqueda. 

En orden cronológico, los docentes nombrados para ocupar la plaza de la escuela de Lorilla fueron los siguientes:


  1. Manuel Ramos Merino (1888), interino; en años posteriores aparece en Rebolledo Traspeña y San Pedro del Monte (Santander)
  2. Cándido Palma Oña (1888), interino; en 1893 aparece en La Vid de Bureba 
  3. Leona Marceliana Perdiguero (1889-1890), segundo y tercer trimestre; en 1897 aparece como interina en Cabia; en 1903, en Cidad de Ebro 
  4. Timoteo Maté Palacios (1890-1891), cuarto trimestre y primer trimestre; a Lorilla llegó desde Cardeñajjimeno; en 1896 renuncia a la escuela de Fuente Úrbel
  5. Bárbara Sanz Adrados (1890-1892), casi dos cursos completos; maestra propietaria; en 1903 aparece en San Juan del Monte 
  6. Dámaso Quintana Sáiz (1892-1893), primero y segundo trimestre
  7. Feliciana Luis Luis (1892-1893), tercer trimestre; en 1894 estuvo en San Andrés de Montearados y en Bañuelos del Rudrón 
  8. Mariano Pascual Pérez (1893-1894), cuarto trimestre y dos primeros
  9. Isabel Rubio Lozano (1893-1895), tercer y cuarto trimestre, dos primeros
  10. Mateo Martínez Porras (1894-1895), tercer trimestre
  11. Serafín Pérez Juez (1895-1896), por concurso; en abril de 1896, la escuela de Lorilla fue cerrada temporalmente por le epidemia de sarampión que sufría su población escolar
  12. Matilde Labrador Barrio (1897), interina; en 1910 aparece en Retuerta; en 1937 lo hace en Madrid, solicitando traslado a Villarcayo
  13. Tomás Andrés Gutiérrez (1898), interino; fue maestro de Ahedo de Linares entre 1900 y 1910 
  14. Feliciano Porras Martín (1899), interino; en diciembre de 1899, el alcalde de Lorilla solicita maestro por haberse ausentado sin permiso el titular de la plaza, Feliciano Porras
  15. Joaquín Hidalgo Morales (1900), renunció al nombramiento
  16. Francisco Martínez Gutiérrez (1901-1902), interino; en septiembre de 1902 renunció a la plaza
  17. Úrsula Gutiérrez López (1902), interina
  18. Joaquín Vicent Pastor (1903-1904), maestro de cuarta clase
  19. Laureano Ruiz del Rallo (1904), no tomó posesión de la plaza, obteniendo la de Llanillo de Valdelucio
  20. Julia Olarte Bolao (1904), interina; de Lorilla partió, en enero de 1905, hacia destinos riojanos
  21. Úrsula Gutiérrez López (1905), interina, repite en el destino
  22. Eduvigis Simón García (1905-1907), interina
  23. Felipe Carnicero Martínez (1907), interino
  24. Anselmo Fernández Marquina (1907), interino; al finalizar el curso 1907/1908 partió hacia Santa Cruz del Valle; en 1923 era maestro e Cortiguera, futuro despoblado
  25. Petra García de Andoain (1907-1908), interina
  26. Amalia Seoane Penedo (1908-1909), interina; en 1909 solicitó licencia por enfermedad, que no le fue concedida
  27. Úrsula Gutiérrez López (1909-1910), interina; fue la única que repitió destino en varias ocasiones (ya estuvo en 1902 y 1905); también recorrió varias escuelas de la comarca: Valdeajos (1902), Fuente Úrbel (1903-1905), Barrio Panizares (1906), Ayoluengo (1907), Corralejo de Valdelucio (1908), Talamillo (1921); Úrsula era natural de Sargentes (1866) y su marido, Joaquín Hidalgo Arce, lo era de Lorilla (1853); vivían en la casa nº 4 de la calle de la Fuente; por entonces, la escuela de Lorilla tenía 19 niños en edad escolar; uno de ellos, Alipio (1898), era hijo de Úrsula y Joaquín. Úrsula falleció en 1922, a los 56 años de edad.
  28. Narcisa Bello Yubero (1910), interina; posteriormente, aparece en destinos sorianos
  29. Josefa Morante Sáiz (1910), interina; de Lorilla partió hacia destinos cántabros
  30. Argimira Oliver Moya (1914), en propiedad; en 1916 aparece en La Loma (Guadalajara)
  31. María Jiménez Zurbano (1916), en propiedad; esta maestra gaditana partió, al finalizar el curso 1916/1917, hacia Priego (Córdoba)
  32. Primitiva García García (1917), interina; posteriormente, aparece en destinos burebanos y acaba por establecerse en Palencia
  33. Gloria Miguel Abascal (1917), interina; en 1918 aparece en las escuelas de patronato de la Riba de Valdelucio; en los años treinta aparece en destinos lucenses
  34. Carolina Rozas Cotorro (1917), interina; en 1931 aparece en el Valle de Mena; en 1937 lo hace en Cistierna (León); probablemente represaliada por las autoridades franquistas
  35. Felicidad González Solares (1918), interina; también estuvo en Quintanilla Pedro Abarca (1929); en los años treinta figura en destinos riojanos 
  36. Paterna Valgañón Cuende (1918), en propiedad; en 1924 aparece en Las Merindades; posteriormente, en destinos vizcaínos
  37. Delfina Lucas Monge (1918), interina; acabó por establecerse en tierras sorianas
  38. Caridad Prieto de los Reyes (1919), interina; se estableció en Zamora
  39. María Modesta Martínez García (1919), en propiedad; de Lorilla partió hacia destinos palentinos
  40. Florentina Ortíz Villate (1919), en propiedad; posteriormente, aparece en destinos cántabros
  41. Francisca Alonso Orts (1920), interina; acabó por establecerse en Levante
  42. María Purificación Anaya Franco (1921): solicitó una excedencia; en 1925 aparece en tierras jienenses; la escuela de Lorilla tenía entonces 9 niños en edad escolar
  43. María Pilar Ubierna Rodríguez (1922-1924), interina; María nació en Santander (1891); de Lorilla partió hacia diferentes destinos en la provincia de Santander (Pañacastillo, Santa María de Cayón, Santander) y Barcelona; en 1924 la escuela de Lorilla tenía 17 niños en edad escolar  
  44. Adelina Arce Arce (1925-1926), interina, solicitó 40 días de permiso por alumbramiento; a Lorilla llegó desde la escuela de Cabia y, tras Lorilla, sirvió en las de Sandoval de la Reina, Ubierna y Avellanosa del Páramo
  45. Oliva Hernández Martínez (1926-1927), interina, solicitó 40 días de permiso para dar a luz; y otro permiso por problemas de salud; de Lorilla partió hacia destinos palentinos  
  46. Petra Hidalgo Iglesias (1928-1946): la maestra que más tiempo se mantuvo en la escuela de Lorilla (dieciocho años); en 1931 la escuela de Lorilla tenía 20 niños en edad escolar; en 1945, 13 niños
  47. Ángeles Uzquiano Gutiérrez (1946): se encontraba en expectativa de destino en Madrid, por lo que dudo mucho que aceptara la plaza de Lorilla
  48. Isidro Blanco Ortega (1947-1949), interino; de Lorilla partió hacia Villasuso de Cieza (Santander)
  49. Julia Sáiz Asturias (1950-1957): siete años como maestra en Lorilla; en 1950, la escuela de Lorilla tenía 13 escolares; en 1955, 14 escolares
  50. Fernando Gallo Díez (1957), interino
  51. Emérita Villanueva Landazuri (1958): interina; en años posteriores aparece en destinos sorianos
  52. Sofía Pérez Pérez (1959), interina; en años posteriores aparece en Cañizar de Argaño y Humada
  53. Ángela Mangas González (1959-1969): la última maestra de Lorilla; en 1960 la escuela de Lorilla tenía 10 escolares; en 1969, 3 escolares (2 niños y 1 niña)

LAS TRES MAESTRAS HISTÓRICAS DE LORILLA

1. PETRA HIDALGO IGLESIAS: DE BADAJOZ A LORILLA

Petra Hidalgo Iglesias fue maestra de Lorilla durante nada menos que dieciocho años (1928-1946), tiempo durante el cual pasó por Lorilla una República, una Guerra Civil y una posguerra.

Petra había nacido en 1895 en Cádiz, aunque sus raíces familiares se encontraban en la localidad pacense de Valencia del Ventoso, sita en el partido judicial de Zafra.




Petra estudió en la Escuela Normal de Maestras de Badajoz, obteniendo en 1915 el título elemental de maestra y, dos años más tarde, el superior. Durante algún tiempo, trabajó como profesora particular de primera enseñanza (1918). En 1924, figura nombrada como maestra interina para la escuela de Tamurejo (Badajoz), en la comarca de La Siberia.


Castillo de Valencia del Ventoso


En 1928 aprobó las oposiciones al magisterio nacional y su primer destino no pudo ser más opuesto al de su querida tierra pacense: la pequeña localidad burgalesa de Lorilla de La Lora. A Lorilla llegó, además, en enero de 1929, en pleno invierno mesetario. Tuvo que ser una experiencia impactante.


Diario de Burgos, 10 de noviembre de 1928


A esta maestra hace alusión Elías Rubio en su obra de referencia Los pueblos del silencio:

"Otra maestra, la señorita Petra, que llegó a Lorilla procedente de Badajoz, alegró las vidas de los jóvenes de este pueblo. Con su papá, su mamá y una criada se trajo también un gramófono, con el que muchos días se hacía baile en su casa". [página 182]

Efectivamente, Petra llegó a Lorilla con sus ya ancianos padres (Francisco y Pilar, septuagenarios ambos) y una "criada" (Dolores). Para los cuatro tuvo que suponer un evidente contraste el paisaje y el paisanaje de Lorilla; y no menos impacto tuvo que causar a los vecinos del pueblo la llegada de una familia del sur, con su acento, sus costumbres y ... ¡un gramófono!, en un lugar en el que solo se escuchaba música el día del santo patrón (San Pedro de Alcántara, el 18 de octubre).

Al año siguiente de llegar a Lorilla, en noviembre de 1930, Petra consiguió el ascenso del segundo al primer escalafón del magisterio nacional.


Censo Electoral (1932); las mujeres votan por vez primera en España; la edad de Petra es errónea (44)


Supongo que los padres de Petra fallecieron en Lorilla. El padre (Francisco) ya no aparece en el Censo Electoral de 1930. La madre (Pilar) falleció en septiembre de 1934, a los 79 años de edad.

Pasó la República, pasó la guerra, y Petra tuvo que someterse al consiguiente proceso depurador del magisterio español. En enero de 1939 su expediente depurador se resolvió con todos los pronunciamientos favorables.
 
Gracias a su prolongada estancia en Lorilla, Petra logró acumular los puntos suficientes (nada menos que 111,12 puntos, una altísima cifra) para lograr una ansiada plaza en una de las escuelas de su tierra pacense. Y lo logró, nada menos que en una de las escuelas de su pueblo familiar, Valencia del Ventoso.


Diario de Burgos, 31 de mayo de 1946


Petra partió hacia su tierra al finalizar el curso 1945/1946, tras dieciocho años de estancia en Lorilla. Valencia del Ventoso tenía por entonces una población de 6200 habitantes. Lorilla, en aquellos años, apenas llegaba a las 50 almas. 

A Petra aún le restaban siete años de carrera profesional, que trascurrieron en su tierra. Petra se jubiló en octubre de 1953.

En mi última visita a Lorilla no pude por menos que aguzar el oído, en un vano intento por atrapar algún acorde perdido del gramófono de Petra, con la esperanza de que aún reverberaran notas entre las paredes caídas y los dinteles en precario equilibrio, entre las destechadas casas y las desdibujadas callejas del "balcón de La Lora". 


Lorilla desde el camino de Arcellares



2. JULIA SÁIZ ASTURIAS: LA INTERINA ERRANTE

Julia Sáiz Asturias fue maestra de Lorilla durante siete años (1950-1957), por lo que ocupa el tercer puesto en el listado de maestras más longevas en la escuela del pueblo.

Julia era natural de Ubierna (1909), hija de Daniel Sáiz Aparicio (Ubierna, 1886) y Obdulia Asturias Fernández (Masa, 1886). Era la mayor de seis hermanos, dos de los cuales, Fortunato (Ubierna, 1912) y Leandro (Ubierna, 1914), ingresaron en la Congregación Salesiana.

Julia estudió en la Escuela Normal de Maestras de Burgos, finalizando la carrera de magisterio en el año 1935.

Como otros muchos docentes de la época, Julia prestó sus servicios -en calidad de maestra interina- en numerosas pequeñas escuelas rurales de la provincia, con cierta preferencia hacia los pueblos situados en la mitad septentrional de la misma.

Sabemos que estuvo destinada en Villaescobedo de Valdelucio (1939), Ahedo de Linares (1944), San Martín de Ubierna (1944) y Quintanaurría (1945), aunque suponemos que la lista de destinos resulta mucho más amplia (supongo que no se publicaban todas las interinidades).

Precisamente cuando se encontraba destinada en Villaescobedo se vio inmersa en un dramático suceso. El 8 de junio de 1939, cuando regresaba de Burgos a aquel pueblo de Valdelucio, el coche de la línea Burgos-Aguilar sufrió un accidente a la altura del puente de Quintanadueñas, al chocar contra un árbol. Resultaron heridos de importancia varios vecinos de los pueblos de La Nuez de Abajo, Santibáñez Zarzaguda, Fuente Úrbel, Terradillos de Sedano, San Andrés de Montearados y Villaescobedo, entre los que se encontraba la maestra Julia Sáiz Asturias, que tuvo que ser evacuada al Hospital Provincial.

Durante la posguerra, también resultó destinada a algún pueblo fuera de la provincia de Burgos, como es el caso de Valderrodrigo (Salamanca) en 1944, aunque no sabemos si llegó a tomar posesión de la plaza.

Julia llegó a Lorilla en su condición de maestra interina en septiembre de 1950, justo al comienzo del curso.


La Voz de Castilla, 17 de septiembre de 1950


Supongo que para llegar a Lorilla también utilizó los servicios del coche de línea de Burgos a Aguilar de Campoo, apeándose del mismo en Basconcillos de Tozo, e iniciando en este pueblo una prolongada caminata de 8 kilómetros, por terrenos muy expuestos al frío, al viento y al sol.

En Burgos vivían sus hermanas Nemesia y Obdulia, por lo que Julia regresaría a la capital provincial cada fin de semana o periodo vacacional.

Julia guarda cierta relación con Huérmeces, ya que su esposo, Basílides Fernández Crespo (Ubierna, 1911), era hermano de Mónica (Ubierna, 1914), esposa de mi tío-abuelo José Alonso Villalvilla (Hces, 1915). Mónica y José vivieron en Huérmeces durante las décadas de 1940 a 1970, trayendo al mundo a seis hijos. Julia tenía en Huérmeces, pues, a sus cuñados y a seis sobrinos.

Cincuenta y cinco años después, desde Sevilla, su sobrino José Enrique aún recuerda la alegría que le proporcionaba el paso de Julia por Huérmeces, cada viernes por la tarde, en el coche de línea de Burgos a Aguilar, de vuelta de alguno de los pueblos dónde Julia trabajaba como maestra interina cuando él era un niño.  
 
Después de Lorilla, partió hacia Herrera de Caderechas (1957), también en su condición de maestra interina. Con tanto trasiego entre Burgos y los diferentes pueblos, Julia no pudo aprobar las oposiciones a maestra rural hasta el año 1965. Sabemos que uno de sus destinos posteriores fue Masa (1969), aunque desconocemos si obtuvo la plaza en propiedad.


Diario de Burgos, 22 de mayo de 1957

Aquel mismo año de 1969, Julia resultó destinada al Colegio Nacional "San Julián", en la localidad jienense de Marmolejos, aunque supongo que no llegó a tomar posesión de la plaza.

Julia se jubiló en 1972, a los 63 años de edad, fijando su residencia en la ciudad de Burgos. Julia falleció en 1997, a los 87 años de edad.






3. ÁNGELA MANGAS GONZÁLEZ: LA ÚLTIMA MAESTRA DE LORILLA

Ángela Mangas González estuvo en Lorilla diez años (1959-1969) y fue la encargada de cerrar la escuela del pueblo. Se fueron los pocos niños que quedaban y, en pocos años, el lugar quedó despoblado.

Ángela era natural de la localidad zamorana de El Cubo de Tierra del Vino, dónde nació en 1920. Estudió bachiller en el histórico Instituto Nacional Claudio Moyano, de Zamora.


El Cubo de la Tierra del Vino

Posteriormente, siguió los pasos de su hermano Fernando, y cursó estudios en la Escuela Normal de Magisterio de la capital provincial, finalizándolos en 1942.



El Cubo de la Tierra del Vino


En 1945 se encontraba opositando al Magisterio Nacional, al tiempo que cubría -en calidad de interina- diversos destinos en escuelas rurales de la provincia de Burgos, entre los que encontramos publicado el de Pinilla de los Moros

En 1958 aparece destinada en las escuelas de Pedro Álvaro, pequeña localidad perteneciente al municipio de Villares e Yeltdes (Salamanca)

En marzo de 1959 se resuelve el concurso de méritos para destinos en escuelas rurales. La adjudicación provisional de plazas destina a Ángela Mangas a la escuela mixta de Mediadoro (Valdeprado del Río), en el Campoo cántabro.

En agosto de 1959, poco antes del comienzo del nuevo curso, alguien descubrió que se había producido un clamoroso error en la citada adjudicación provisional, ya que la plaza de Mediadoro se encontraba ocupada en propiedad por otro docente. En virtud de la oportuna corrección de errores, Ángela Mangas fue reasignada a la escuela de Lorilla (Burgos), desplazando a su vez de esta plaza loriega a Aquilina Arauzo Ortega, maestra a la que se le reasignada la escuela de Valdenegrillos (Sarnago) en la provincia de Soria.


Escuela Española, 20 de agosto de 1959


Puede afirmarse, pues, que Ángela Mangas llegó a Lorilla de rebote. Y quizás también pueda afirmarse que, cuando Ángela contemplo por vez primera a aquel pueblo encaramado sobre el balcón de La Lora, no pudo ni siquiera imaginar que allí iban a transcurrir sus próximos diez años de carrera profesional.

Ángela tomó posesión de la plaza de Lorilla el 15 de de septiembre de 1959. Quince días antes, se había dirigido por carta al Ayuntamiento de Sargentes para que le indicaran los medios de comunicación existentes para llegar a Lorilla. Desconozco si el Ayuntamiento respondió a la petición de Ángela.


Diario de Burgos, 26 de agosto de 1959


Durante los primeros años de su estancia en Lorilla, Ángela residió, de pupila, en la casa nº 16 de la calle de la Fuente, hogar de la familia Hidalgo López, formada por el padre, Jesús, su esposa, Valentina, y sus dos hijos, Alicia y Jesús.

En 1962 Ángela contrajo matrimonio con Agustín Román, natural de San Vicente de la Cabeza (Zamora) y la pareja se estableció en Lorilla. En su condición de docente casada, Ángela solicitó vivienda para ella y su esposo. Únicamente sabemos que en 1965 residían en la casa nº 5 de la calle de la Fuente, propiedad de Sinesio López Hidalgo, que ya había abandonado el pueblo.

[De las siete escuelas que se encontraban abiertas en el municipio de Sargentes de la Lora (Ayoluengo, Lorilla, Moradillo, San Andrés de Montearados, Santa Coloma del Rudrón, Sargentes y Valdeajos), la de Lorilla era la única que no disponía de vivienda para los maestros]

En agosto de 1963 se habían elevado a definitivos los nombramientos provisionales de 1959. Ángela Mangas ya era propietaria de la plaza de Lorilla. Y allí permaneció destinada hasta la clausura de la escuela, acumulando puntos para un ineludible traslado.


Diario de Burgos, 7 de agosto de 1963


Cuando Ángela abandonó Lorilla, en junio de 1969, aún le quedaban quince años de carrera profesional por delante, aunque no hemos encontrado ninguna referencia relativa a sus posteriores destinos docentes. Únicamente sabemos que, tras Lorilla, estuvo destinada en el Aliste zamorano. 


Lorilla, desde el camino de Berzosilla, acceso por el oeste


ANEXOS

I. LOS ÚLTIMOS HABITANTES DE LORILLA

A mediados de los años cuarenta, una vez suturadas las heridas de la guerra civil, Lorilla presentaba una población de unos 51 habitantes. No parecía, pues, un lugar al borde de la despoblación. Ignoraba, como otras muchas localidades del entorno, que se encontraba a apenas quince años de su práctica desaparición como lugar habitado.


Censo Electoral de Sargentes de la Lora (1946)


El censo electoral de 1946 nos habla de la presencia en Lorilla de 28 personas con edades iguales o superiores a los 21 años. Sabemos que, en 1945, la población total de Lorilla alcanzaba los 58 habitantes.


Censo electoral de Lorilla (1946)


[el ayuntamiento de Sargentes de la Lora constaba por entonces de 8 lugares habitados: Ayoluengo, Ceniceros, Lorilla, Moradillo del Castillo, San Andrés de Montearados, Santa Coloma del Rudrón, Sargentes de la Lora y Valdeajos; por lo tanto, es muy posible que en los listados electorales existan errores en la consignación del lugar de residencia de cada vecino] [Ceniceros se despobló unos años antes de que lo hiciera Lorilla]

Posibles errores aparte, podemos considerar que la pirámide poblacional de Lorilla no era muy diferente de la de otros lugares del entorno:

  • personas con edades inferiores a 15 años: 20 (35%)
  • personas con edades entre 15-20 años: 10 (17%)
  • personas con edades entre 21-30 años: 10 (17%)
  • personas con edades 31-40 años: 10 (17%)
  • personas con edades 41-50 años: 2 (3%)
  • personas con edades 51-60 años: 3 (5%)
  • personas con edades superiores a 60 años: 3 (5%)

Observamos cómo aparecen apellidos tales como: Alcalde, Arce, Arroyo, Bárcena, Barriuso, Díez, Gutiérrez, Hidalgo, Izquierdo, López, Manjón, Merino, Poza, Ruiz y Susilla, más o menos similares a los que aparecen en otras localidades del entorno.

Las tres últimas familias que residieron en Lorilla fueron las Bárcena Barriuso, Gómez Izquierdo e Hidalgo López. Cinco de sus hijos fueron los últimos alumnos de la escuela de Lorilla.


Diario de Burgos, 26 de marzo de 1972


En 1976, cuatro años después de su total despoblamiento, finalizaron los trabajos de concentración parcelaria de la zona de Lorilla. La superficie afectada fue de unas 124 hectáreas, aportadas por 45 propietarios. Las 630 parcelas existentes se redujeron a 95 fincas de reemplazo.



BOPBU-27-01-1976


Dos años más tarde, en abril de 1978, se constituyó un coto privado de caza en el término de Lorilla.


BOPBU-05-04-1978



II. DOS PROYECTOS MALOGRADOS

La historia de Lorilla pudo haber sido algo más larga si se hubieran completado dos proyectos fracasados, civil el uno, religioso el otro.

En 1933, se dieron los primeros pasos para la construcción de un monumento al Sagrado Corazón, que estaría situado en el trifinio entre las provincias de Burgos, Palencia y Santander, en el extremo occidental del término de Lorilla de la Lora. Parece ser que una de las personas más implicadas en aquel sorprendente proyecto fue el entonces párroco de Olleros de Paredes Rubias, don Alejandro.

En junio de 1935 llegó a colocarse la primera piedra del faraónico proyecto aunque, el conflicto bélico primero, y las estrecheces presupuestarias después, malograron la culminación del mismo, por mucho que en julio de 1938 la prensa local hablara de la urgencia (más que nada propagandística) de su construcción.

Ya hablamos de este asunto en un anterior post:

Un faro imposible en la orilla de La Lora (1935)


El Castellano, 6 de julio de 1938


El otro proyecto, más reciente, hablaba de la esperada electrificación de Lorilla, y había sido elaborado dentro del plan bienal 1962/63. Por causas que desconocemos, la Junta Vecinal de Lorilla renunció a la subvención concedida para tal fin, solicitando que se permitiera su uso para la construcción de un camino entre el pueblo y la carretera de Valderredible a Sargentes de la Lora, entonces en obras de mejora. No resultó ser un buen trueque.


BOPBU-12-01-1966-Diputación Provincial, sesión 17-11-1965


El caso es que Lorilla afrontó los años finales de la década de los sesenta sin luz, sin sacro monumento y con pésimas comunicaciones. Tenía todos los números para acabar como acabó: sola y abandonada en la cornisa del páramo, sin más compañía que las hayas que retrepan por la ladera de Valderredible. Un lugar con excelentes vistas, pero sin ojos humanos que las disfrutaran.


Vuelo IRYDA (noviembre 1977): Lorilla, a los cinco años de su completa despoblación, aún techada

Vuelo SIGPAC (julio 2023): Lorilla, casi completamente destechada


La entidad local menor de Lorilla fue suprimida por un decreto del Ministerio de la Gobernación de mayo de 1974.


BOPBU-24-06-1974



III. LORILLA, UN PUEBLO SIEMPRE PEQUEÑO, DEPENDIENTE DE OTROS Y MAL COMUNICADO

La escasa demografía de Lorilla venía condicionada -sobre todo- por su peculiar situación, a 1060 m de altitud, en la cornisa de un páramo batido por los cuatro vientos.

Tampoco ayudaba su escaso término (250 ha; 2'5 km2), y el hecho de que gran parte de sus cuyos terrenos poseyeran una limitada calidad agronómica, haciéndolos aptos -sobre todo- para el pastoreo.


Mapa de Tomás López (1784)


Alejada de cualquier ruta importante, los condicionantes históricos, señoriales y administrativos de Lorilla tampoco ayudarían a su desarrollo demográfico.

La primera referencia documental aparece en un documento del Monasterio de las Huelgas, datado en 1245, en el que se hace referencia a cuatro testigos de Lorilla.

Casi un siglo después, en un documento de 1333, aparece "Loriella" como objeto de donación por parte de su entonces dueño al comendador del Hospital del Rey de Burgos, perteneciente al Monasterio de las Huelgas.

Lorilla no aparece en el Libro Becerro de las Behetrías (1352), quizás por encontrarse despoblado, quizás por su condición de aldea agregada a Sargentes de la Lora, dentro de la Merindad de Burgos con Ubierna.

En aquellos tiempos, cuando pertenecía al alfoz de Moradillo, a Lorilla le acompañaban otros tres pequeños asentamientos humanos, situados en los parajes hoy conocidos como:

  • Cerrada: situado a unos 1,2 km al W-SW, en las inmediaciones del trifinio entre las provincias de Burgos, Palencia y Cantabria; recordado por la tradición oral
  • Pasaje: a unos 1,1 km al S-SW, a la vera del camino de la Guirriada; recordado por la tradición oral
  • Tablada: a unos 0,9 km al S, a la vera del camino de Barrio Panizares, cuyos restos aún se reconocían hace no muchos años.

Seguramente, fue su primera condición de lugar de abadengo (pertenecía al Monasterio de Las Huelgas) y, posteriormente, desde mediados del siglo XIX, de lugar agregado a Sargentes de la Lora, la que también condicionó su posible desarrollo demográfico.


Mapa de Coello (1868)


Cabe recordar que a la caída del Antiguo Régimen y reorganización administrativa del Estado (1833), Lorilla tuvo durante unos años la consideración de municipio, con su ayuntamiento correspondiente, hasta que en 1845 pasó a integrarse en el ayuntamiento de Sargentes de la Lora. 

Lorilla conservó el título de villa hasta 1873, cuando dejó de pertenecer a la abadesa de las Huelgas. Dice la tradición oral que en el pueblo existió un monasterio de monjas, del que aún se conservaban restos en los tiempos anteriores a su despoblación.




El Vecindario de 1759, realizado a la sombra del Catastro de Ensenada, nos habla de una Lorilla habitada por 32 vecinos (128 almas) y un eclesiástico. Quizás este fue el pico demográfico de la localidad.

En los tiempos del Catastro de Ensenada en Lorilla existía, sorprendentemente, un molino harinero, situado a la vera del arroyo del Prado (o del Molino), en el extremo meridional del término. Apenas se usaba, por el escaso e intermitente caudal del arroyo.

También tenía un cura (Alonso Calderón), una taberna-mesón, una panadería y un arriero-trajinero (Francisco López). Los apellidos más comunes eran Peña, Gutiérrez, de la Fuente y Bercedo. De los 32 vecinos, 23 eran labradores, 3 jornaleros, 2 pastores, 5 viudas, un arriero.

En las respuestas generales de la pesquisa se hace una curiosa mención al hoy frondoso hayedo existente en la porción septentrional del término, en la ladera que cae hacia Valderredible:

"un montezito de aias pequeñas que en territorio comprehenden como diez fanegas de tierra de sembradura, que no produce cosa alguna por ser tan nuevo que ahora se va criando, y se tiene el sitio donde se halla para pasto de los ganados del comun."


Relaciones geográficas enviadas a Tomás López (1784): Lorilla


Si realizamos un compendio de sus datos demográficos, parece evidente que la población de Lorilla nunca superó (finales del siglo XVIII y principios del XIX) las 140-150 almas. Así, tenemos que:

  • Vecindario de Ensenada (1759): 32 vecinos y 1 cura (unas 128 almas)
  • Censo de Floridablanca (1787): 89 habitantes
  • Censo de Godoy (1797): 13 vecinos (unas 52 almas); cifra poco creíble
  • Diccionario de Miñano (1826): 36 vecinos (146 habitantes)
  • Censo de 1836 (realizado con fines de reclutamiento militar en el contexto de la guerra carlista): 8 vecinos (unas 32 almas); cifra poco fiable
  • Diccionario de Madoz (1850): 7 vecinos (28 almas); cifra nada fiable
  • Censo de 1860: 27 vecinos (108 habitantes)
  • Diccionario de Riera (1884): 110 habitantes
  • Indicador de la Industria y Comercio de Burgos (1894): 53 habitantes
  • Censo electoral de 1900: los 20 electores de Lorilla (hombres mayores de 25 años) podrían traducirse en unos 80 habitantes
  • Padrón de población de 1910: 72 habitantes de derecho 
  • Padrón de población de 1920: 83 habitantes
  • Padrón de población de 1930: 73 habitantes
  • Censo electoral de 1936: los 25 electores de Lorilla (hombres y mujeres mayores de 21 años) podrían traducirse en 58 habitantes
  • Padrón de población de 1945: 58 habitantes.
  • Padrón de población de 1955: 59 habitantes
  • Padrón de población de 1965: 32 habitantes


Lorilla afrontó las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX con una población que oscilaba entre los 50 y los 70 habitantes. Un lugar pequeño, aunque con escuela y con cuartel de la guardia civil. Lo que no tenía era cura, ya que era el párroco de Barrio Panizares el encargado de cubrir las necesidades espirituales de los vecinos de Lorilla.


Catastrones, hoja 134 (Polientes), 1936: sector de Lorilla


Durante la década de 1920 y hasta la guerra civil, Lorilla dispuso de energía eléctrica, procedente de una pequeña central instalada en Villamoñico (Valderredible). Durante la guerra, el suministro fue cortado por los republicanos que dominaban el valle y ya nunca se restableció el servicio.

Durante los últimos años de vida demográfica de Lorilla, dos vecinos poseían generadores eléctricos que les servían para cubrir las necesidades principales. También existían dos vehículos a motor, que contribuyeron a romper parcialmente la sensación de aislamiento.

La llegada del cultivo de patata de siembra pudo haber cambiado la suerte del lugar, ya que los terrenos de Lorilla son óptimos para dicho cultivo, debido a la elevada altitud del término, que limita el desarrollo de los insectos vectores de la temida virosis de la patata. También existe agua suficiente para el cultivo en regadío.

Pero no fue así. Parte de sus tierras se dedicaron -y se dedican- a la patata de siembra, pero las cultivaron -y cultivan- personas que ya no vivían en Lorilla.

Pudo más el aislamieno del lugar, los nevadones que caían en invierno y la sensación generalizada de que el futuro se encontraba en otro lugar.


IV. LEJOS DOBLAN LAS CAMPANAS DE LORILLA

En la wikipedia se hace mención al destino final de las campanas de la hoy arruinada iglesia de San Pedro Apóstol de Lorilla. Se afirma que cuelgan en el campanario de la moderna iglesia de El Salvador, en el barrio de Capiscol de la capital provincial.




La iglesia de Lorilla, de aparente origen gótico, era un edificio de una sola nave, con una capilla lateral y una sacristía, orientadas al sur. Su ábside era rectangular, cubierto con bóveda de cañón. Su portada, abierta al norte, constaba de un arco de medio punto, hoy desaparecido. La torre, rectangular y de escasa altura, disponía de escalera de caracol y tres vanos campaneros. El cementerio se encontraba al este, sin llegar a tocar la cabecera.

Al despoblarse el lugar, en 1972, la rapiña generalizada aconsejó la retirada de las dos campanas existentes en la torre. Las autoridades eclesiásticas parece ser que decidieron su tralado a la entonces casi recién inaugurada iglesia del Salvador, en Capiscol.

La iglesia de Capiscol se había construido en 1964, aunque la parroquia no se constituyó hasta 1969. Actualmente, existen dos campanas en la iglesia (campanerosdeburgos.com):

  • campanillo: colgado en el vano occidental del campanario; 55 cm; 96 kg; fundido en 1969 por Manuel Quintana, de Saldaña (Palencia)
  • esquilín: hacia el año 2000 fue descolgado -ya roto- de su antigua ubicación en la espadaña de la cabecera; 45 cm; 53 kg; fundido en fecha indeterminada por Fernando Villanueva Sáenz, de Villanueva de la Serena (Badajoz); campana de hierro, sin asas, acoplada al yugo mediante espárragos

Por la fecha de su fundición (1969), el campanillo no puede tratarse de una de las campanas procedentes de la iglesia de Lorilla; en aquella fecha, el pueblo estaba al borde del abandono y no tendría sentido alguno el encargo de una nueva campana; suponemos que esta campana se trata de una refundición de un ejemplar original de alguno de los muchos despoblados acaecidos durante la primera mitad de los años sesenta (Ceniceros, por ejemplo).

En cuanto al esquilín, aquí sí cabe suponer que pudiera tratarse de una de las dos campanas que colgaban de la torre de la iglesia de Lorilla a principios de la década de los setenta, al producirse su despoblamiento.

No hay que olvidar que Lorilla sufrió durante un largo año (julio 1936-agosto 1937) los embates típicos de un activo frente bélico, entre los que cabría suponer algún daño sobre el edificio de la iglesia y sus campanas. Al finalizar la guerra, y dentro de una coyuntura económica autárquica, es posible que se encargara la fundición de una nueva campana, barata, a alguno de los fundidores de la época.


Boletín del Obispado de Orihuela (1939-1942)


Las campanas de Francisco Villanueva Sáenz, fundidor radicado en Villanueva de la Serena (Badajoz) cumplirían con aquella premisa económica. Las campanas de este fabricante se realizaban en hierro, sin asas, siendo acopladas al yugo mediante espárragos, por lo que los costes de fabricación resultaban mucho más bajos.

Este fundidor satisfizo encargos para muchas iglesias españolas durante las décadas de 1940 y 1950, en un contexto de abundantes iglesias demandantes de campanas, debido al elevado número de bajas sufridas por los bronces consagrados durante los años de guerra. Francisco Villanueva trabajó, sobre todo, para iglesias de Aragón, Cataluña, Levante, Canarias y Galicia. 

Que sepamos, en la provincia de Burgos existen unas pocas campanas fundidas por Fernando Villanueva Sáenz: Monasterio de San Pedro de Cardeña (La Petra y María Bernarda, 1953); Campolara (Inmaculada y Santa Catalina, 1957), Nuestra Señora de las Nieves, en la ciudad de Burgos (Nª Sª de las Nieves, 1964) y esta de Capiscol.

Puestos a elucubrar, queremos pensar que quizás fuera la entonces maestra de Lorilla, Petra Hidalgo, la que al volver a su plaza tras la guerra civil y comprobar los destrozos sufridos por el caserío y la iglesia, le comentara a las autoridades locales (civiles y eclesiásticas) la existencia de un fundidor de campanas en su tierra que, además, era barato y eficiente.

Y así, durante aquellos años de posguerra, en la orilla de la Lora, quizás confluyeran las musicales notas de un gramófono pacense, traído por la maestra del pueblo, con el puntual toque campanero, también de origen pacense, marcando las horas y llamando a misa. 

   

V. LORILLA: UN PUEBLO CON ESCUELA AUNQUE SIN CURA PÁRROCO

Durante todo el siglo XX, hasta la despoblación del lugar, Lorilla no tuvo cura párroco. Los servicios religiosos (bautizos, bodas, funerales, misas patronales) eran proporcionados por el cura de Barrio Panizares, pueblo situado a unos 7 km, por penosos caminos.

No deja de tener su rareza el hecho de que Lorilla contara con escuela abierta y, sin embargo, no lo hiciera con plaza de cura párroco. En muchos otros pueblos de la comarca sucedía justo lo contrario.

Quizás el origen de esta asusencia se deba a la particular condición de Lorilla como lugar de abadengo, perteneciente al Monasterio de Las Huelgas. Lorilla no estaba sujeto a la jurisdicción eclesiástica ordinaria, tal y como sucedía en la inmensa mayoría de los pueblos de la Diócesis de Burgos.

[seis eran los pueblos de la actual provincia de Burgos que gozaban de esta peculiar jurisdicción eclesiástica: Barrio de San Felices, Herrera de la Sonsierra, El Rebollar, Quintanilla de las Carretas y San Pantaleón de Losa, que pertenecían a las Órdenes de Calatrava y San Juan de Jerusalén; Lorilla y el Hospital del Rey, que pertenecían al Monasterio de las Huelgas]

El cura de Lorilla era nombrado, pues, por la abadesa de Las Huelgas. Sabemos que entre los tiempos del Catastro de Ensenada (1752) y el Madoz (1852) sí que existía cura párroco en el pueblo.

En marzo de 1839, una reseña de prensa habla del brutal forzamiento de la criada del cura de Lorilla por parte de nueve facciosos de la partida de Ventura, muy activa en el Valderrebible de la primera guerra carlista.

También sabemos que, en 1863, el cura beneficiado de Lorilla era Eusebio Nozal, aunque este residia en la ciudad de Burgos, realizando las funciones de párroco el ecónomo Antonino Núñez Sáez. No tenemos constancia de que el cura ecónomo residiera en Lorilla todo el año.

En 1872, la situación seguía igual en cuanto al cura beneficiado, siendo ahora el ecónomo Mariano Rodríguez Rodríguez, que se mantuvo en el puesto hasta, al menos, 1877.

La condición de abadengo para Lorilla fue abolida en fecha tan tardía como 1873, cuando la iglesia del pueblo pasó a la jurisdicción eclesiástica ordinaria, realizándose los nombramientos de curas ecónomos o sirvientes desde el Arzobispado.




Desconozco el año exacto en el que las autoridades eclesiásticas de la diócesis de Burgos decidieron que fuera el titular de la parroquia de Barrio Panizares el que realizara las funciones de cura sirviente de Lorilla. El caso es que desde, al menos, 1941, tenemos constancia de dicha situación. Tres han sido los curas nombrados para dicho cargo:

  • Bernabé Fernández Castañeda: párroco de Barrio Panizares y su unida de Hoyos del Tozo entre 1941 y 1952. Desde Barrio partió hacia Cilleruelo de Bezana, dónde continuaba ejerciendo de párroco en 1989. Falleció en Burgos en 2005, a los 97 años de edad.
  • Marciano Albillos Gutiérrez (Buniel, 1928): párroco de Barrio Panizares y Hoyos del Tozo y sirviente de Lorilla entre 1952 y 1971, cuando partió hacia Burgos, al ser nombrado capellán del Asilo de las Hermanitas de Ancianos Desamparados. Falleció en 2020, a los 92 años de edad
  • Jesús Puente del Val: nombrado en diciembre de 1971 ecónomo de Barrio Panizares y sirviente de Hoyos del Tozo y Lorilla. Quizás fue el último cura en oficiar una misa en la iglesia de Lorilla. Poco duró en su nuevo destino, ya que en noviembre de 1972 partió hacia Riocerezo.
Para cumplir con sus obligaciones pastorales, tanto don Bernabé como don Marciano contaron con los impagables servicios de una motocicleta (una Lambretta el primero, una Iso el segundo; italianas ambas). Hay que reconocer que también tenía su mérito recorrer en moto los caminos de aquellos andurriales, en aquellos años.
 

La calle de la Fuente, la principal y única vía de Lorilla (en tiempos lejanos también hubo un Callejón)


VI. EL CRIMEN DE LORILLA

El jueves 7 de julio de 1949, a última hora de la tarde, se produjo un asesinato que captó la atención de la prensa burgalesa durante los días siguientes al suceso.


Diario de Burgos, 13 de julio de 1949


La muerte de un taxista radicado en la ciudad de Burgos, Rafael Fernández, de 41 años de edad, casado y con un hijo, acaeció en el camino que -abierto durante la guerra- se dirige desde Basconcillos a Lorilla. Dos disparos con arma de fuego habían acabado con su vida. El cadáver del taxista, aún sentado en el puesto de conductor, no fue descubierto hasta el sábado día 9 de julio. El depósito de combustible del taxi se encontraba vacío.

El caso criminal fue resuelto en poco tiempo aunque, durante los días posteriores al crimen circularon todo tipo de versiones, contradictorias entre sí. Se llegó incluso a hablar de pastores testigos del suceso que no se atrevieron a dar parte del mismo por supuestas amenazas.

A los pocos días del suceso, se procedió a la detención del asesino que, tras efectuar los disparos sobre el taxista, se había dirigido andando hacia su pueblo, Bustillo del Monte (Santander), situado a unos 20 km de Lorilla.


La Voz de Castilla, 12 de julio de 1949



Descartado completamente el móvil del robo, parece ser que el asesinato obedeció a una venganza de tipo personal. El asesino solicitó los servicios del taxista en la ciudad de Burgos, pidiéndole que le llevara a un pueblo de la zona de Basconcillos dónde se encontraba enfermo un familiar. Al llegar a la altura del arranque del camino de Lorilla, el asesino le disparó al taxista dos tiros en la cabeza.

El asesino confeso, un joven de 19 años llamado Jesús Pérez, había estado últimamente trabajando de panadero en Villadiego y se había trasladado a Burgos gracias a una bici prestada.


VII. LA NUEVA CARRETERA UBIERNA-MONTORIO-VILLANUEVA DE LA NÍA-POZAZAL 
   
En agosto de 1973, cuando Lorilla ya se encontraba sola, recién abandonada, en la cornisa del Páramo de la Lora, salieron publicados en la prensa de la época unos faraónicos planes del Ministerio de Obras Públicas para resolver, de una vez por todas, los problemas existentes en los accesos a la Meseta desde Santander, por entonces todavía puerto de Castilla.


Diario de Burgos, 17 de agosto de 1973



La opción barajada pasaba por construir un nuevo trazado entre Ubierna y Montorio, de manera que se unieran la N-623 y la entonces carretera comarcal de Burgos a Aguilar (futura N-627). Desde Montorio, aprovechando el trazado de la citada comarcal, se llegaría a Basconcillos del Tozo, allí dónde estaba previsto el alarde más espectacular de la nueva carretera: en lugar de continuar hasta Aguilar, el trazado acortaría por Villanueva de la Nía, salvando de alguna manera el contundente escalón de La Lora, para aprovechar a continuación el curso de los ríos Ebro y Polla para llegar al Pozazal.


Diario de Burgos, 24 de enero de 1974


La primera parte del proyecto (Ubierna-Montorio) llegó a ejecutarse, aunque casi veinte años más tarde (inaugurado en octubre de 1991). Del resto, nunca más se supo. La mejora de la carretera continuó desde Basconcillos hasta Aguillar, aprovechando casi la totalidad del trazado de la vieja Burgos-Aguilar, con pequeñas mejoras (variante de Basconcillos incluida).

Parece ser que el proyecto contemplaba el "salto" del escalón de Valderredible-La Lora por las inmediaciones de Lorilla, justo al oeste del término, aprovechando parte del vallejo que se dispone entre Berzosilla y Olleros. 

También parece ser que se llegaron a realizar sondeos geológicos en la zona de Lorilla. A buenas horas, mangas verdes, pensarían algunos.


El "escalón" de Valderredible, visto desde las inmediaciones de Lorilla de la Lora


Dicen las gentes de la zona que fue la muerte de Carrero Blanco (diciembre de 1973) la que impidió que el proyecto se ejecutara en su totalidad, ya que el segundo de Franco era uno de los impulsores del mismo. Puede ser, aunque creo que fueron más bien condicionantes de tipo económico los que lo impidieron.


FUENTES

Todos los datos biográficos y profesionales de Petra Hidalgo Iglesias, Ángela Mangas González, Julia Sáiz Asturias y del resto de docentes citados en este post han sido extraídos de la prensa local y publicaciones oficiales y sectoriales de la época:

  • Diario de Burgos
  • El Castellano (Burgos)
  • El Papa-moscas (Burgos)
  • La Voz de Castilla (Burgos)
  • Correo de la Mañana (Badajoz)
  • El Magisterio Español
  • Escuela Española
  • Heraldo de Zamora
  • Imperio (Diario de Zamora de FE de las JONS)
  • Boletín Oficial de la Provincia de Burgos
  • Boletín Oficial de la provincia de Santander
  • Boletín Oficial del Estado

Los datos relativos a los censos electorales de Lorilla de 1946 han sido extraídos del número extraordinario del Boletín Oficial de la Provincia de Burgos de fecha 5 de julio de 1946, ejemplar que se encuentra digitalizado en la Biblioteca Virtual de Castilla y León.

Los datos relacionados con los censos escolares de Lorilla y otros pueblos de la zona han sido consultados en el Archivo Municipal de Sargentes de la Lora, en las signaturas clasificadas como "correspondencia de enseñanza".


AGRADECIMIENTOS

A Jesús Hidalgo López, uno de los cinco últimos alumnos de la escuela de Lorilla